Pues en estas estamos, leyendo todo lo que cae en mis manos sobre el tema del que trata mi próxima novela. Y así, inevitablemente, llego a Christian Jacq. No se le puede negar a este escritor su rigor histórico y, sobre todo, la manera amena que tiene de contarnos cada una de sus historias. Si bien es verdad que el tema del Antiguo Egipto despierta interés en muchísimos lectores, no menos cierto resulta que muchos de estos relatos pecan de exceso de, ¿cómo decirlo?, imaginación mal empleada.
Me explico. Una cosa es que las momias y sus maldiciones sean temas interesantes que atraen a mucha gente. Otra bien diferente es que a más de un escritor se le vaya la castaña y nos cuente un fiasco de cuento chino (no egipcio) con más "meadas fuera de tiesto" que rigor histórico. Una cosa es la imaginación y otra bien diferente el confundir a la gente o, en el caso de los que hemos leído bastante del tema, defraudarnos.
He leído algunos libros sobre el Antiguo Egipto. Existen magníficos ensayos aunque, hay que reconocerlo, a veces son un poco duros de leer. Luego están las novelas. Jacq es uno de los más correctos a la hora de escribir novelas sobre el Egipto de los faraones.
En este libro que nos ocupa, Jacq nos cuenta la historia de un joven Ramsés II. Su descubrimiento de la vida antes de ser faraón. La pugna con su hermano mayor, Chenar, por ser el sucesor del gran Seti I. Sus devaneos amorosos con Iset la bella. Su época de escriba real. Cómo conoce y se enamora de Nefertari. Se trata del primer volumen de una pentalogía que el escritor y egiptólogo francés dedica a la figura de este emblemático faraón, uno de los más célebres de la historia del Antiguo Egipto.
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