lunes, 3 de mayo de 2010

DIEZ DÍAS EN UN MANICOMIO


Ten days in a mad-house

Nellie Bly

Traducido por David Cruz

Ediciones Buck

1ª edición de noviembre de 2009

Género: Narrativa - Reportaje periodístico

ISBN: 978 84 937479 1 6

188 páginas

La autora es una periodista del siglo XIX que finge estar loca para que la internen en el sanatorio mental de la isla de Blackwell. En este libro ella misma lo cuenta todo sobre el reportaje que escribió y que publicó el New York World. Desde que le proponen la idea hasta como consigue que la ingresen y todo lo que vive allí.

Nos encontrarnos, sin duda, ante un documento excepcional. La autora tiene, entre otros, el mérito de ser una de las pioneras del periodismo de investigación encubierto. Teniendo en cuenta su época y que era una mujer, el mérito es doble. En este libro nos narra con todos los pormenores la manera en que elaboró su reportaje; desde que su periódico le hizo el encargo hasta que consiguió salir del centro después de diez días experimentando en su propia piel lo que es “ser loco”.

Pero, además de por el valor que tiene como documento periodístico, hay que reconocerle también su calidad narrativa. Bly era una gran escritora así como una gran observadora de todo lo que la rodeaba. Su prosa directa, sencilla y su forma de ir al grano, contando sólo lo que es estrictamente imprescindible, hacen que el ritmo que nos marca sea muy ágil y la lectura resulte entretenida. Por otro lado, su capacidad de observación, hace que repare en detalles imprescindibles para hacer comprensible en toda su extensión la magnitud de los hechos que está narrando. Sirva de ejemplo el episodio de las cucarachas que en apenas unas líneas nos transmite el grado de miseria del lugar en el que las observa la autora.

El relato de los hechos es lineal y gracias a la narración que nos hace de todo el proceso podemos apreciar cómo va variando sus estrategias en función de lo que ve y de cómo reaccionan los demás ante sus actitudes. Con todo ello consigue crear una historia estremecedora y muy dura pero sin dejarse llevar por el sensacionalismo. Bly es la espectadora que cuenta lo que le pasa y lo que ve. Los malos son malos y los buenos son buenos, pero siempre según sus actos porque ella raramente hace juicios de valor. Eso sí, destaca la bondad de las personas que se la demostraron, tal vez en un intento de dejarlas al margen y libres de culpa después de la polvareda que levantó su reportaje.

Sus frases son contundentes: “El que aquí entra que olvide toda esperanza”. Tanto como las que pronuncian los guardias o el personal médico que va conociendo: “La isla de Blackwell, un lugar para locos del que nunca saldrás”. Y pese a lo duro de la situación la periodista sigue adelante firme aunque con cautela, observando, preguntando y casi se puede decir que sobreviviendo. Su trabajo sirvió como denuncia de la precariedad de lo que ocurría en este centro de salud mental y de las malas artes de muchas de las personas que trabajaban allí o en las diferentes estancias del sistema sanitario y judicial que recorrió hasta llegar a él. Tras la publicación de su reportaje se iniciaron importantes reformas en los centros de salud mental.

Para acabar de redondear la obra, el libro incluye también otros dos reportajes de investigación de esta intrépida y valiente periodista. Uno de ellos lo escribió tras infiltrarse como clienta de una agencia de colocación y el último como trabajadora de una fábrica de cajas. En estas nuevas investigaciones deja bien patente el grado de abuso tanto de las agencias de colocación como de los patrones, la precariedad laboral a la que se tenía que enfrentar la mujer en el siglo XIX, la explotación y todo el turbio marco en el que se desarrolló la revolución industrial.

http://libros2.ciberanika.com/desktopdefault.aspx?pagina=/letras/B/p05405.ascx

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