sábado, 18 de junio de 2011

LA CAZADORA DE CUERPOS


(La caçadora de cossos 2011)
Najat El Hachmi
Editorial Planeta
Colección Autores Españoles e Iberoamericanos

© Najat El Hachmi 2011
© Planeta 2011
1ª edición de abril de 2011
Género/tags: Novela erótica, narrativa catalana
ISBN: 9788408098775
268 páginas

Argumento
Una mujer nos enumera su larga lista de amantes, casi todos esporádicos, y nos cuenta cómo los conoció y de qué manera tuvo sexo con ellos. Es limpiadora en una fábrica de pizzas y practica el sexo con desconocidos porque cree que eso es la hace más libre pero, ¿qué se esconde detrás de su necesidad compulsiva de irse a la cama con desconocidos?
Opinión
La cazadora de cuerpos es el nuevo libro de Najat El Hachmi después de L’últim patriarca (El último patriarca) que le valió a su autora el Premio Ramón Llull de Novela en 2007. El Hachmi no decepciona, cumpliendo expectativas vuelve a atraparnos con una historia potente y con un estilo fresco y sensual, con su manera de llamar a las cosas por su nombre, sin tapujos, pero siempre cuidando las formas. Porque se puede hablar de sexo sin caer en la vulgaridad y consiguiendo que, pese al alto voltaje erótico, la trama no quede desdibujada tras las escenas más calientes
Esta es una novela erótica pero sobre todo es una novela que narra la búsqueda personal de su protagonista, una mujer que intenta encontrar en el sexo las carencias de su vida personal. La obra se inicia con una alta temperatura sensual y sexual en ese catálogo de amantes que es La colección. Esta parte del libro se compone de catorce capítulos que corresponden a otros tantos amantes. En ellos la autora despliega todo un universo sensitivo para deleite del lector. Olores, sabores, aromas, percepciones… escenas de sexo extremadamente eróticas para empezar.
Pero todo ese sexo no es gratuito. La cazadora de cuerpos busca en él lo que no tiene en su vida. La soledad, la baja autoestima y los miedos hacen que busque el contacto físico con los hombres, muchas veces llevado al extremo, como si en el dolor que le infringen pudiera olvidarse de todo eso, separarse de su cuerpo al que está atada pero que le disgusta. La necesidad compulsiva de limpiar de la protagonista contrasta con el hecho de que busque muchas veces el sexo sucio y pone de manifiesto que algo ocurre en su cabeza. En esa búsqueda compulsiva, en esa escalada que se prevé autodestructiva, hay un problema de fondo. La segunda parte de la novela, Dos espejismos, se centra en la relación de la mujer con el personaje del escritor, al que va a limpiarle la casa y que acaba convertido en su confidente. Como si de su psicoanalista se tratara, ella le cuenta sus experiencias y lo que extrae de ellas y de cómo se siente. A través de los pequeños detalles, de las rutinas de la limpieza, entramos en un mundo del todo real.
Escrito en primera persona, la voz de la narradora nos cuenta. Con ello consigue que el lector tenga la sensación de proximidad que la historia requiere y también de intimidad. Un libro que, al margen de sus muchas diferencias, en más de un momento me hace pensar en Las edades de Lulú de Almudena Grandes que leí allá por los 90 en mis años universitarios. Una buena historia, o historias, muy bien narrada a la manera que esta autora nos tiene acostumbrados.

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