The Gravedigger’s Daughther
Autora: Joyce Carol Oates
Traducción de José Luis López Muñoz
Editorial: Punto de Lectura
1ª edición de septiembre de 2009
Género: novela norteamericana
ISBN: 978 84 663 2323 9
682 páginas
Los Schwart llegan a los Estados Unidos en 1936 huyendo de la Alemania nazi. El matrimonio viaja con sus dos hijos. Su única hija, Rebecca, nace nada más llegar a puerto. La familia tendrá que sobrevivir con el exiguo sueldo de sepulturero del padre, otrora profesor o trabajador de una editorial, habitando una casa ruinosa y miserable situada en el mismo cementerio. Los dos hijos varones no podrán soportar la mala vida y se marcharán sin dar explicaciones y los padres se encerrarán en su mundo oscuro, extraño y violento. Un hecho inesperado y truculento cambiará por completo el rumbo de las cosas y la vida de la hija de los Schwart que comenzará una huída hacia adelante que la llevará del cielo al infierno dándole esquinazo en más de una ocasión a la muerte.
Cuando una acaba una novela como La hija del sepulturero tiene la sensación de que acaba de disfrutar de un verdadero novelón. Y lo de novelón no es por sus más de seiscientas páginas sino porque pese a esa extensión te atrapa desde la primera línea y se hace corta. A ello contribuye tanto la historia como la manera de narrar de esta escritora que me recuerda a algunos grandes de la literatura norteamericana como Steinbeck o Faulkner.
La historia de Rebecca/Hazel es, sobre todo, una novela sobre la propia identidad. Se inicia siguiendo la técnica del salto atrás y nos lleva desde el presente al pasado de la protagonista. Algo de la historia de su familia y su nacimiento justo al llegar al puerto de Nueva York, ciudad a la que sus padres y hermanos viajan en calidad de refugiados. Desde ese pasado conocemos la oscura historia de la hija del sepulturero, gracias a una narración cargada de elementos góticos con la que la autora nos sumerge en un universo claustrofóbico y oscuro, el de los habitantes de la casa del cementerio primero y más tarde al de la desesperada huída de Rebecca y su hijo.
Carol Joyce Oates nos habla de la América del desarraigo de los años 40-50 pero también del sueño americano, de una persona condenada a la muerte desde el mismo momento de su nacimiento que, sin embargo, escapa de ella en diversas ocasiones a lo largo del libro y, se puede decir, que llega a triunfar en la vida. Esta es también una historia de maltrato y de mucha violencia. A partir de su protagonista, una mujer de clase pobre, la autora hace un análisis sociológico de la violencia que los hombres y la propia estructura social estadounidense ejercen sobre las mujeres.
La prosa de Oates es fluida y sus personajes son profundos y reales. La huida hacia delante de Rebecca/Hazel es un canto a la esperanza y a la lucha aunque en algún momento es una especie de asfixiante laberinto del que no puede escapar. El sentimiento de culpa que arrastra desde su infancia, y que ha quedado en ella como el olor de la tierra del cementerio, la acompañará de por vida y la convertirá en víctima de la violencia de género en la que permanecerá instalada durante un tiempo a causa de una “extraña inercia” que no la deja reaccionar.
La trama se desarrolla con algunos saltos en el tiempo y protagonistas a los que no esperábamos volver a encontrar reaparecen de manera sorpresiva. Tal es el caso del asesino en serie que se cruza en su vida, y de cuya existencia la protagonista no tendrá noticia hasta casi el final de la historia y de casualidad, o la prima desaparecida. Oates no cae en lo evidente, en lo demasiado manido, así que es capaz de sorprender y mantenernos en tensión hasta la última página. Sin duda una novela redonda que me hace pensar, como leí en alguna parte, que el mejor novelista norteamericano actual tiene nombre de mujer.
http://libros2.ciberanika.com/desktopdefault.aspx?pagina=/letras/O/p05214.ascx
No he leído a la autora pero la he escuchado y ahora quiero buscarla; me gustó la reseña aunque no fue bueno enterarme de que el asesino en serie vuelve a aparecer al final.
ResponderEliminarUy, lo siento, pero ya verás como no te influye para nada en la lectura. Es algo que no se sabe hasta las últimas páginas. Ya me dirás. Un saludo.
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