Cuentas
pendientes, Susana Hernández
Editorial
Alrevés, Barcelona 2015, 287 páginas, 17,00 €
La escritora catalana Susana Hernández vuelve
a la carga con un nuevo título de su serie de las detectives Santana y Vázquez
que ya empiezan a ser familiares para los amantes de la novela negra. Primero
fue Curvas peligrosas (Odisea Editorial 2010), después Contra las cuerdas, finalista a la mejor novela Festival Valencia
Negra 2013, (Alrevés Editorial 2012) y la última, de momento, es Cuentas
pendientes (Alrevés Editorial 2015) nominada al Premio Ciudad de Santa Cruz
Noir. Algo tiene que estar haciendo bien para contar con la buena acogida de
los lectores por tres veces ya.
El
tándem de detectives que ejercen de contrapunto uno del otro le va bien a la
novela negra, es un hecho, sobran los ejemplos desde los míticos Holmes y Watson, hasta otros mucho más cercanos como Petra Delicado y Fermín
Garzón de la escritora Alicia
Giménez Bartlett o Bevilacqua y Chamorro de Silva. En el caso de Vázquez
y Santana, y a diferencia de lo que
suele ser habitual, las dos son mujeres y no desempeñan papeles secundarios
como ayudantes del detective protagonista ni ejercen de femme fatal o damisela en apuros, roles reservados a las féminas en
la novela negra clásica. Las mujeres de Hernández
son de rompe y rasga, tanto las dos protagonistas como Malena, la pareja de Santana.
No cabe duda de que parte de la culpa del éxito de la serie la tienen sus
protagonistas. Tanto es así que Santana obtuvo el Premio LeerMisterio al mejor
personaje femenino de novela negra en 2012. En esta tercera parte se observa
una evolución en el personaje a quien parece que el amor le ha dulcificado el
carácter y la va alejando de sus muchos fantasmas del pasado.
Pero
hay más. La trama se desarrolla en la ciudad de Barcelona, escenario noir donde los haya y los capítulos
llevan por títulos nombres de películas, canciones o fragmentos de las mismas. La
autora sigue fiel en esta nueva entrega a su estilo ágil y dinámico que viene
potenciado por la profusión de diálogos. No se prodiga en descripciones, unas
cuantas pinceladas precisas son suficientes para situarnos. Ocurre lo mismo con
los personajes para los que nos presenta con unos pocos rasgos y que acaban de
caracterizarse gracias a sus conversaciones con los demás. Sólo un pero en este
apartado, los personajes infantiles que son las víctimas del nudo central de la
trama, no acaban de parecerme creíbles. En cuanto a las protagonistas, en esta
nueva entrega evolucionan como personajes, las conocemos un poco más a fondo y Malena cobra entidad para convertirse
en algo más que una secundaria de lujo, lo cual se agradece.
En
Cuentas pendientes se resuelven
algunas cuestiones de la vida personal de las protagonistas que quedaron en stand-by en Contra las cuerdas. Esta vez, además, la autora desarrolla varios
hilos argumentales paralelos: el caso de tráfico de menores, la desaparición de
la madre de Santana, el caso de Malena, la vida privada de Vázquez… Tramas y subtramas se
entretejen, todo ello sin que decaiga el ritmo y encajándolo a la perfección
para llegar a la resolución final. Pese a ello, da la sensación de que al menos
tres de las tramas darían por si solas para una novela independiente y al
unirlas todas en la misma pierden un poco de intensidad en los finales que
quedan un poco difuminados. Con todo, no tengo otro remedio que declararme fan
incondicional de Santana y Vázquez. Acción, crítica social, alto
voltaje en las escenas de sexo… estoy deseando que llegue la próxima entrega.
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