Jordi Sierra i Fabra
Editorial Siruela
Año de edición 2009
Género: Histórica-LIJ
ISBN: 978 84 9841 253 6
415 páginas
El padre de Diego se marcha en misión humanitaria a un país lejano. La familia se queda triste y preocupada, en especial el niño que tiene once años. En esos momentos, en los que la ausencia de su padre pesa enormemente, Diego inicia un acercamiento a su abuelo. Así, abuelo y nieto se comprometen a quedar de forma habitual para que el hombre le explique al chico “seis siglos de historia en España” tal y como reza el subtítulo de la obra. Seis siglos analizados y explicados por un hombre que fue hippy y es pacifista, que no se lleva demasiado bien con el hecho de que su único hijo sea militar y que le contará a su nieto todas esas guerras de un modo muy peculiar y crítico. Así Diego aprenderá lo injustas y estúpidas que son las guerras.
Sólo Jordi Sierra podía escribir un libro como este: más de cuatrocientas páginas sobre la historia de España convertidas en una novela juvenil. Nadie más que él, tampoco, podría hacer de esa historia algo entretenido para los más jóvenes y los no tan jóvenes. Y es que su peculiar manera de narrar, sencilla y directa, ágil y con grandes dosis de humor, engancha.
Pero Las guerras de Diego es mucho más que un libro de historia, de la historia de las guerras en España. Es, sobre todo, una crítica contra las guerras y contra muchas otras cosas más. El autor lanza frases claras y directas en las que dice verdades como puños sobre la iglesia, la nobleza, la monarquía… Un verdadero compendio de sabiduría, de esa sabiduría que poseen las personas que han vivido mucho. Jordi Sierra utiliza una fórmula parecida a la que usó Jostein Gaarder en “El mundo de Sofía” y desgrana la historia de seis siglos de guerras en España a través del diálogo de un niño de once años con su abuelo, un hombre de ideas claras, hippy y pacifista, al que se llama radical en la novela pero que a mí me parece lúcido y sincero.
Algo que me parece fundamental es que durante toda la novela el abuelo le repita a su nieto que debe pensar por sí mismo. Le cuenta los hechos desde su peculiar óptica, sin disfrazarlos y sin eufemismos, tal y como él mismo afirma es la historia, “sin triunfalismos, en plan crítico” e invita al niño a hacer un ejercicio de reflexión y a no dejarse influir por criterios ajenos. Al mismo tiempo esta obra está cargada de grandes valores y buenas enseñanzas. De la crítica sale la reflexión. No hay nada más difícil que pelear por una creencia tratando de imponer lo propio y borrando lo del otro. “Odiar es lo peor que puede hace una persona. El odio es la base de todas las guerras”
Pero hay mucho más. El dialogo entre abuelo y nieto es fluido y lleno de detalles divertidos. También hay mucho humor en la manera en que el adulto le explica a Diego las cosas. El autor nos regala algunas perlas y reflexiones saliendo de los labios del abuelo Nicolás. Igualmente nos acerca de manera magistral a ese niño de once años al que el tiempo le parece un chicle o que habla del mundo de los adultos como el de los silencios y los secretos.
Además de las conversaciones entre abuelo y nieto tenemos algunas partes epistolares de la mano de las cartas que el padre de Diego le escribe a su familia, las meriendas en casa de los abuelos, las comidas en las que también participa la madre del niño y la historia de los primeros amores de Diego y Carla. Todo ello para hacer un alegato a favor del diálogo intergeneracional, en contra de la guerra, en contra de la incultura… En definitiva, un discurso vitalista, optimista, sincero, crítico... La verdad es que quienes conocemos a Jordi reconocemos un poquito de él en el abuelo Nicolás.
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