Mondadori, Barcelona, 2013. 305 pp. 19,90 €
La tercera novela de Gonzalo Torné es una ácida comedia en
primera persona que va más allá de la anécdota para reflexionar sobre
algunos de los grandes temas de la literatura y por ende de la
humanidad: el amor, el paso del tiempo, la familia, los traumas que
arrastramos de por vida… Joan Marc Puig Miró, que ya había aparecido en
la anterior obra de Torné Hilos de Sangre (2010),
inicia un monólogo en el que le cuenta a su segunda ex esposa su
relación y su divorcio con su primera ex esposa, en un intento de
recuperarla.
El divorcio se convierte en una excusa para bucear a lo largo y ancho de
los cuarenta y seis años de vida del protagonista, para conocer a sus
familiares y amigos y todos los entresijos de su existencia. Joan Marc
es un personaje literariamente atractivo, un antiheroe con tintes
clasistas, xenófobos, homófobos y misóginos, una verdadera joya que el
autor consigue perfilar a la perfección. A lo largo del libro el lector
se mueve entre la empatía y casi la pena por sus desgracias, y una
profunda aversión por este ser prepotente y cargado de prejuicios que no
solo desagrada sino que incluso escandaliza.
Divorcio en el aire podría ser la historia del proceso de
decadencia de su protagonista, el retrato de una clase social y de toda
una generación, un recorrido muy personal por la Barcelona pija, e
incluso una historia de amor y desamor. Es todo eso salpicado de mucho
humor e ironía, envuelto en una excelente prosa, una novela con tintes
tragicómicos y con contínuos guiños a la anterior novela de su autor.
Las relaciones familiares es uno de los temas que vuelve a estar
presente en este libro al igual que lo estuvo en el anterior. La sombra
de Harry “Conejo” Angstrom, el famoso personaje de John Updike, sobrevuela ambas novelas.
La forma en que transcurre la historia exige una lectura atenta. La
técnica del monólogo hace que el argumento se desarrolle con numerosos
saltos temporales que no en pocas ocasiones descolocan al lector y
pueden hacer que pierda el hilo. Torné demuestra oficio a la hora
de cerrar todas las tramas abiertas y nos propone un final sorpresivo
que, sin embargo, queda un poco difuminado entre la conclusión de dichas
tramas, lo que hace que le reste efecto. Pese a todas sus cosas
positivas la novela no acaba de convencer, la historia no resulta
demasiado atractiva pese a estar muy bien escrita y protagonizada por un
potente personaje principal, o tal vez era demasiada la expectativa
creada por su autor tras haber conseguido el Premio Jaen de Novela en
2010 con Hilos de Sangre.
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