jueves, 11 de agosto de 2011

PEQUEÑO TEATRO


Título: Pequeño Teatro

Autor: Ana María Matute

Editorial: Planeta

Págs: 287

Precio: 15,50 €

Siempre que pienso en Ana María Matute, inevitablemente, me viene a la cabeza un adjetivo: grande. Más ahora después de haber leído su primera novela Pequeño teatro que escribió cuando apenas contaba ¡¡¡diecisiete años!!! Descubrí a esta autora allá por el año 1996 cuando leí su Olvidado rey Gudú y a partir de ahí cayeron otras de sus obras. Me fascina la capacidad que tiene Ana María para crear mundos imaginarios y hacernos entrar en ellos sin que nos paremos a cuestionarnos nada de ellos. El lector desea perderse en esos otros lugares que para él ha inventado la escritora, sin más.
Pero pese a su grandeza y a las muchas maravillas literarias que nos ha regalado creo que Ana María Matute no goza del reconocimiento que se merece. Por eso fuimos muchos los que nos alegramos al saber que le habían otorgado el Premio Cervantes al que tantas veces había sido candidata y somos muchos los que estamos disfrutando con la reedición de parte de su obra gracias a ese acontecimiento. Eso es lo que ha ocurrido con Pequeño Teatro con la que ganó el Premio Planeta en el año 1954. Esta es sin duda una ocasión estupenda para descubrir o redescubrir a la gran escritora en sus orígenes.
Se trata de un libro que sorprende. La historia no es nada del otro mundo, un pueblo pesquero al que llega un forastero y la conmoción que causa esta llegada entre las gentes del lugar. Lo que sorprende y encandila, lo que hace seguir leyendo hasta el final, devorar cada línea y recrearse en cada palabra, es el estilo de la Matute. Su querencia por la metáfora, el aire nostálgico que sobrevuela toda la historia, esos lugares míticos que se inventa… Sus personajes respiran tristeza, melancolía, pero al mismo tiempo van en pos de lo que desean, se dejan llevar por lo que les bulle en el interior.
Sorprende la madurez de la escritora a esas alturas de su obra y de su vida, en un libro escrito cuando era apenas una adolescente. Ya aparecen en él algunos de los temas que serán una constante a lo largo de su carrera, la condición humana, la marginación, la bondad y la mezquindad, y ese halo fantástico que lo sobrevuela todo y ante el que el lector cae rendido. En este libro, también, se establece una especie de paralelismo entre las marionetas del pequeño teatro del viajo Anderea y los propios habitantes de Oiquixa y Marco, el extranjero recién llegado. A unos los mueven los hilos que maneja el titiritero, a los otros los del destino. Entre todos ellos destaca el dulce y desvalido, Ilé Eroriak, Pelos Caídos, un muchacho que se refugia de la realidad en la bebida y en el teatrillo de marionetas, en su imaginación y en su amor al mar. Todo ello conseguirá librarlo de la tristeza al tiempo que lleva al lector a conocer un mundo habitado por seres reales y otros de madera y cartón.
(Publicada en La Biblioteva Imaginaria)

No hay comentarios:

Publicar un comentario