martes, 11 de octubre de 2016

COSAS DE NIÑOS


Cosas de niños, David Wagner
Trad. Esther Cruz Santaella. Errata Naturae, Madrid 2015, 160 páginas, 15,50 €

El mundo infantil es un universo aparte que transcurre paralelo al adulto pero que se mueve en otros parámetros bien diferentes y tiene su propia y peculiar lógica. Es fascinante, a veces muy divertido y otras verdaderamente sofocante, los niños pueden ser seres entrañables y verdaderos tiranos. Cosas de niños del escritor alemán David Wagner es un retrato vívido y fresco de este universo infantil, para conseguirlo se inspira en su propia infancia pero, sobre todo, en su relación con su hija, la niña.
Escrito en 2008 toma como punto de partida diferentes objetos, lugares, rutinas… y a partir de esas cosas particulares y concretas nos muestra un mundo en el que los que somos padres nos veremos reflejados. Lo anecdótico deviene trascendental. Se trata de fragmentos breves de diferentes extensiones que van conformando una especie de diario del día a día paterno-filial. Por su forma puede recordarnos a libros como Cómo viajar sin ver. Latinoamérica en tránsito (Editorial Alfaguara, 2010) del escritor argentino Andrés Neuman, aunque el contenido es del todo diferente.
Este catálogo de pequeñas cosas, de objetos sin importancia (como los clips y gomas del pelo de la niña o sus cochecitos), lleva al autor hacia la reflexión. La infancia es el tema central pero también es un pretexto para hablar del paso del tiempo, la paternidad, los miedos que vienen aparejados a esta experiencia vital, el olvido, el origen de la vida… Wagner invita al lector a hacer un ejercicio de introspección y a pensar en su propia experiencia como padre y como hijo. Humor y nostalgia impregnan por igual las páginas de este libro. Nos reconocemos en el padre al tiempo que él se reconoce en la niña y recuerda cosas del pasado, de su propia infancia y de su relación con sus padres.
El hecho de que la protagonista infantil sea “la niña”, de forma totalmente impersonal, nos hace pensar en cualquier niña o niño, en los nuestros propios o en el niño que fuimos. Tal vez porque como decía Daniel Goldin en su libro Los días y los libros, “El nacimiento de un hijo es un re-nacimiento, uno re-vive, re-cuerda, re-gresa”. El diario de anécdotas acabará siendo una especie de guía de lo que el padre aprenderá de la niña, a veces un diccionario de peculiares definiciones. La niña crece y su relación con el padre también.
Wagner se dio a conocer como escritor en el año 2010 con su novela Meine nachtblaue Hose y desde entonces ha escrito varias novelas, antologías de cuentos, ensayos…, cosechando con todo ello numerosos premios. Cuando Cosas de niños se publicó en Alemania causó sensación entre los lectores porque su autor se atrevió a destapar ciertos tabúes y ciertos temores. La maternidad es un tema ampliamente tratado en la literatura pero no sucede así con la paternidad. Wagner está considerado una de las voces más prometedoras de la literatura alemana de su generación.

CUENTAS PENDIENTES


Cuentas pendientes, Susana Hernández
Editorial Alrevés, Barcelona 2015, 287 páginas, 17,00 €
La escritora catalana Susana Hernández vuelve a la carga con un nuevo título de su serie de las detectives Santana y Vázquez que ya empiezan a ser familiares para los amantes de la novela negra. Primero fue Curvas peligrosas (Odisea Editorial 2010), después Contra las cuerdas, finalista a la mejor novela Festival Valencia Negra 2013, (Alrevés Editorial 2012) y la última, de momento, es Cuentas pendientes (Alrevés Editorial 2015) nominada al Premio Ciudad de Santa Cruz Noir. Algo tiene que estar haciendo bien para contar con la buena acogida de los lectores por tres veces ya.
El tándem de detectives que ejercen de contrapunto uno del otro le va bien a la novela negra, es un hecho, sobran los ejemplos desde los míticos Holmes y Watson, hasta otros mucho más cercanos como Petra Delicado y Fermín Garzón de la escritora Alicia Giménez Bartlett o Bevilacqua y Chamorro de Silva. En el caso de Vázquez y Santana, y a diferencia de lo que suele ser habitual, las dos son mujeres y no desempeñan papeles secundarios como ayudantes del detective protagonista ni ejercen de femme fatal o damisela en apuros, roles reservados a las féminas en la novela negra clásica. Las mujeres de Hernández son de rompe y rasga, tanto las dos protagonistas como Malena, la pareja de Santana. No cabe duda de que parte de la culpa del éxito de la serie la tienen sus protagonistas. Tanto es así que Santana obtuvo el Premio LeerMisterio al mejor personaje femenino de novela negra en 2012. En esta tercera parte se observa una evolución en el personaje a quien parece que el amor le ha dulcificado el carácter y la va alejando de sus muchos fantasmas del pasado.
Pero hay más. La trama se desarrolla en la ciudad de Barcelona, escenario noir donde los haya y los capítulos llevan por títulos nombres de películas, canciones o fragmentos de las mismas. La autora sigue fiel en esta nueva entrega a su estilo ágil y dinámico que viene potenciado por la profusión de diálogos. No se prodiga en descripciones, unas cuantas pinceladas precisas son suficientes para situarnos. Ocurre lo mismo con los personajes para los que nos presenta con unos pocos rasgos y que acaban de caracterizarse gracias a sus conversaciones con los demás. Sólo un pero en este apartado, los personajes infantiles que son las víctimas del nudo central de la trama, no acaban de parecerme creíbles. En cuanto a las protagonistas, en esta nueva entrega evolucionan como personajes, las conocemos un poco más a fondo y Malena cobra entidad para convertirse en algo más que una secundaria de lujo, lo cual se agradece.
En Cuentas pendientes se resuelven algunas cuestiones de la vida personal de las protagonistas que quedaron en stand-by en Contra las cuerdas. Esta vez, además, la autora desarrolla varios hilos argumentales paralelos: el caso de tráfico de menores, la desaparición de la madre de Santana, el caso de Malena, la vida privada de Vázquez… Tramas y subtramas se entretejen, todo ello sin que decaiga el ritmo y encajándolo a la perfección para llegar a la resolución final. Pese a ello, da la sensación de que al menos tres de las tramas darían por si solas para una novela independiente y al unirlas todas en la misma pierden un poco de intensidad en los finales que quedan un poco difuminados. Con todo, no tengo otro remedio que declararme fan incondicional de Santana y Vázquez. Acción, crítica social, alto voltaje en las escenas de sexo… estoy deseando que llegue la próxima entrega.