lunes, 5 de marzo de 2012

LOS ZAPATOS ROJOS



Los zapatos rojos, Hans Christian Andersen
Ilustraciones de Sara Morante. Traducción de Enrique Bernárdez. Impedimenta, 2011. 72 pp., 15,60 €.
Que me perdone la irreverencia el señor Andersen pero en esta nueva edición de Los zapatos rojos su texto queda en un segundo lugar, perdiendo algo de protagonismo para cedérselo a las imágenes que lo ilustran. Sus palabras son la excusa, perfecta eso sí, para que Sara Morante pueda desplegar todo su universo creativo. Un mundo en blanco, negro y rojo en el que el lector queda atrapado irremediablemente.
En el año 1845 se publicó por primera vez este cuento del escritor danés Hans Christian Andersen. Comparte el autor con Karen, la protagonista, una infancia marcada por la pobreza y la desgracia. Otra pincelada autobiográfica podría ser el hecho de que el padre del escritor fuera zapatero. Los zapatos rojos es uno de los más de ciento sesenta cuentos de Andersen, puede que uno de los menos conocidos. Esta producción cuentística ha convertido a su autor en uno de los grandes clásicos de la literatura europea. Al parecer la amistad del autor danés con su contemporáneo Charles Dickens fue determinante para que Andersen consiguiera el equilibrio justo entre realidad y fantasía que le caracteriza y que plasma en sus cuentos. Su obra se ha reinterpretado infinidad de veces y constituye la base de muchos de los cuentos escritos posteriormente y hasta nuestros días, versionado en varias ocasiones y llevado incluso a la gran pantalla.
Los lectores hemos tenido la gran fortuna de que la editorial Impedimenta haya rescatado este clásico indiscutible y lo haya puesto en manos de una ilustradora de la talla de Sara Morante. Los zapatos rojos inaugura la colección El Mapa del Tesoro que, a juzgar por la primera entrega, va a dar mucho que hablar. Y no solo han tenido el acierto de pensar en esta artista para el primer número de la serie sino que le han otorgado total libertad de acción. Cinco meses de trabajo han dado como resultado esta interpetación tan personal que hace Morante de la pieza de Andersen. Con ella volvemos a la verdadera esencia de los cuentos clásicos que, hasta que llegó la Disney, eran mucho más realistas y tenían su trasfondo cruel, porque la crueldad también forma parte de la vida. La tendencia a edulcorarlos ha hecho que pierdan su esencia y que su objetivo de instruir al niño sobre lo que es la vida quede bastante difuminado.
Sara Morante nos propone lo que algunos han dado en llamar un “sangriento” cuento de hadas. Su interpretación en imágenes va un poco más allá del texto, rompiendo algunos de los tabúes que Andersen dejó ocultos entre líneas. Sus dibujos se mueven entre la ternura y lo siniestro, siendo por momentos tiernos o realmente oscuros. Rostros muy realistas y expresivos en escenas verdaderamente oníricas. Un universo personalísimo en el que vemos el clásico a través de los ojos de esta artista y, todo ello, tintado con su particular “tricromía”. Aunque por encima de sus tres colores de referencia está el rojo. El rojo que es vida y muerte, el rojo de la sangre, los labios o las vísceras, el rojo pasión, el rojo Morante.
Añadir que la versión original ha sido traducida bastante fielmente. Y si hablamos del libro como objeto, la cosa va a más. La edición es una verdadera maravilla. Cuidada hasta el último detalle, desde las guardas al papel que tiene un tacto maravilloso y huele aún mejor. Y luego están los guiños que nos hace Sara Morante apareciendo ella misma en alguna de las ilustraciones o colando a Amy Winehouse en alguna que otra escena. Un libro estupendo con una edición delicatessen que nos hace desear que se sigan ilustrando más libro para adultos.

CATÁLOGO DE JUGUETES






Título: Catálogo de juguetes

Autor: Sandra Petrignani

Editorial: La compañía / Páginas de Espuma

Págs: 160

Precio: 15 €

No sé muy bien qué nombre darle a los textos que componen el Catálogo de juguetes de Sandra Petrignani. Escogí el libro pensando que era de cuentos pero al leerlo descubro que no son eso exactamente. Tal y como el título de la obra indica se trata de un catálogo. Así que está compuesto por descripciones de cada uno de los objetos que lo componen. Sesenta y cinco en total, cada una de ellas correspondiente a un juguete concreto. Pero son mucho más que eso, porque no solo definen una cosa, sus usos y peculiaridades sino que nos llevan a la época en la que los sitúa la autora y nos muestran de qué manera los niños de entonces jugaban con ellos. En cualquier caso y, prescindiendo de etiquetas, merece la pena leerlos.
Cuenta la autora que la idea de este libro surgió mientras veía a su hijo jugando, mientras observaba de qué manera tan diferente a la de ella cuando era niña se relacionaba con sus juguetes el pequeño. Corría el año 1985. A partir de ahí Petrignani realizó un viaje literario a su infancia, volvió a los años 50, en plena posguerra italiana. Y buceó en aquel universo paralelo que es el mundo de los juegos y la imaginación con la pericia de la periodista y la sensibilidad para los detalles de la escritora. Huyendo de sentimentalismos, subjetivamente, pero arrastrando al lector a ese viaje lleno de nostalgias y añoranzas que supone recordar la niñez.
Este Catálogo de juguetes deviene así una crónica costumbrista de aquella época. Una historia dentro de esa otra Historia, con mayúsculas, que nos explican los libros. Es también un ejercicio de memoria, un viaje a la propia infancia de cada lector. Porque pese a las dos décadas que separan mi niñez de la de la autora, soy capaz de reconocer la mayoría de juguetes como propios o presentes y reconocerme en algunos de los rituales que envuelven a cada juego. Tal vez los lectores más jóvenes no compartan tantos referentes pero, entre los sesenta y cinco objetos de Sandra Petrignani hay muchos que son universales y que han perdurado en el tiempo. Incluso parece imposible que las generaciones futuras vayan a poder prescindir de una bicicleta, un balón o un osito de peluche (su preferido y el mío también), aunque todo se andará.
Publicado por primera vez en 1988 aparece en esta nueva edición traducido por Guillermo Piro y enriquecido con un posfacio a cargo del escritor, periodista y crítico literario Giorgio Manganelli. Ese posfacio no es otra cosa que la crítica sobre la obra que en su momento hizo Manganelli en Il Messagero.



Reseña aparecida en La Biblioteca Imaginaria: http://labibliotecaimaginaria.es/page10.php?post=1539